Por Inés Vega
Cuando buscamos la reseña de “La Casa de las Flores” de buenas a primeras podríamos pensar que se trata de una telenovela y en México ¿qué es más residual que eso? Probablemente la respuesta sea: nada. Sin embargo, no nos equivoquemos porque esta producción de Netflix nos da mucho, mucho más de qué hablar.
Flores secas, flores frescas
Gran parte del éxito de esta producción tiene que ver con el entendimiento cultural y simbólico del México de ahora, especialmente de los millenials. Entendieron cómo hablamos, los memes que hacemos, las canciones que nos hacen llorar y, desde ahí, nos hablaron a todos ¡Hasta con groserías!
En un valiente intento, retoman valores tradicionales y elementos residuales para darles la vuelta e incorporarlos a los códigos emergentes creando así una fusión entre la tradición y lo moderno. Si no has visto la serie quizá es momento de hacerlo porque aquí vienen los spoilers.
En la trama, se desarrollan temas como el uso adulto de la marihuana, la familia extendida, el libre ejercicio de la sexualidad, el reconocimiento de la diversidad, entre otros. Estos se ven desde una óptica moderna, dando por entendido lo típico. Esta ambivalencia nos recuerda de dónde venimos, pero entiende dónde estamos ahora. Entendemos esta contradicción porque la vivimos. En carne propia y a través de esta pantalla.
The New Normal
En México Rifado (2015) nos dimos cuenta de que hay 10 cambios de actitud en nuestra sociedad y de ellos podemos identificar cinco en esta producción:
De víctimas eternas a enojo creativo
Si esta fuera una típica telenovela gran parte de la trama sería ver cómo los personajes se lamentan, pero no actúan. Los mexicanos de hoy sabemos que nuestras emociones son explosivas y que necesitamos ser proactivos con ellas. En la serie, Paulina de la Mora no se queda con los brazos cruzados cuando se trata de venganza. Pregúntenle a Diego.
De provicionalismo al cosmopolitismo
La familia de la Mora, en especial Paulina y María José, viajan continuamente a España e incluso hacen su vida allá durante unos meses. Por su lado, Elena ha tenido novios de otros países. Entendemos que el mundo ya no tiene fronteras y que las nacionalidades conviven entre sí.
De familia muégano a familia elegida
Uno de los temas centrales de la serie es el concepto de familia en la que importa la sangre, pero más importa la decisión. Ésta última incluye el reconocimiento y la aceptación de los miembros de una familia. Como, por ejemplo, la adaptación que hacen todos después de la reasignación de género de María José o la adopción del bebé de Elena.
Del macho al, ¿macho?
El personaje de Julián personifica a una población poco representada en medios: los hombres bisexuales. Sin caer en ningún estereotipo, juega con la performatividad del género e incluso hace drag en la tercera temporada.
De la solemnidad a la celebración
El pensamiento mágico también se hace presente con la tradicional religión católica, el judaísmo y también con La Parvada, el culto dirigido por Jenny Quetzal. Ahora los mexicanos identificamos la diferencia entre religión y espiritualidad; y muchos están optando por la segunda. Además, y un poco off-topic, también estamos medio acostumbrados a los fraudes.
En pocas palabras, al ver la serie podemos ver cómo sucede la resignifcación de valores residuales, convirtiéndola en emergente y además dotándola de un tono sarcástico y extravagante. En estética tampoco tiene pena. Maximalista sin excusas.
No te tenemos que decir que la serie es mexicana y actual, se nota.
Si te gustaría saber cómo alinear tu marca con los códigos actuales, contáctanos para conocer la próxima edición de México Emergente, ¡sale este año!
