¿Generación de cristal o confrontación a lo socialmente establecido?

En las últimas semanas, la conversación en redes sociales ha enfatizado la crítica y creación de memes a la Generación de Cristal, pero ¿quiénes son y porque han atrapado la opinión pública?

Aquí encontrarás los mitos más comunes asociados a esta generación, presentados desde un ángulo distinto al discurso que hoy prevalece sobre ellos. 

 

Mito 1. Todos los que son “jóvenes” son Generación de Cristal.

La forma en que algunas referencias online han abordado el tema resulta un tanto engañoso, peyorativo e incluso denigrante, pues se describe con calificativos que apelan a la flojera, a la inacción y falta de visión.

Adicional a lo anterior, hay quienes vinculan a esta generación con los millennials y otros a los centennials, lo que quiere decir que hay imprecisiones y falta de diferenciación entre dos grupos generacionales que crecieron en momentos históricos y con referentes totalmente distintos.

Mito 2. La Generación de Cristal solo se queja y no actúa.

El argumento predominante entre los críticos más “conservadores” y tradicionalistas de otras generaciones es que los jóvenes no saben ni pueden accionar, pero sí quejarse todo el tiempo. En tanto que, en la realidad, hay muchos niños y adolescentes que están promoviendo cambios en lo individual y lo colectivo.

Un ejemplo de esto son Greta Thunberg o bien, los fandoms como Army, quienes han mostrado alto nivel de liderazgo y organización en temas tanto de su interés y en lo social como el trolleo a Donald Trump, la participación en el Black Live Matter o las acciones para combatir la COVID-19 a nivel mundial.

También, es importante destacar que este comportamiento no es exclusivo de los jóvenes centennials; también hay miembros de otras generaciones que están viéndose permeados de esta oleada de nuevas perspectivas, tal es el caso de Malala Yousafzai, Yalitza Aparicio, Tenoch Huerta o Regina Blandón, quienes son voceros de temáticas que afectan a la sociedad y a grupos específicos.

Otro ejemplo de ello es el 8M que se vivió en el 2020 en distintas latitudes del mundo, en donde mujeres de diferentes etapas de vida (aunque principalmente jóvenes), salieron a las calles para manifestarse en contra de la violencia de género y a favor de la despenalización del aborto.

Mito 3. A la “generación de cristal” todo le incomoda.

Para entender el por qué de la incomodidad, es importante considerar dos planteamientos: hay hechos y discursos que marcan generacionalmente y existe una trampa que se llama normalización.

Con respecto al primer punto, es evidente que hay situaciones que fueron cruciales en cada generación, pues marcaron un giro distinto en el actuar y en la agenda conversacional, dieron apertura a la inconformidad de la época, pero eso no significa que se mantengan vigentes.

Un ejemplo de ello es lo ocurrido recientemente con el grupo Molotov y el disco “Donde jugarán las niñas”. Los temas a los que refiere la agrupación en sus canciones se relacionan con el hartazgo a ciertas figuras y problemáticas sociales dentro y fuera del país, en donde lo más atractivo era el uso de un lenguaje prohibitivo, que caía en la censura de la sociedad más conservadora.

Sin embargo, actualmente, algunos miembros de la sociedad son más críticos no con las formas, sino con el fondo, es decir, se trata de dejar de normalizar situaciones que hoy afectan más de lo que queremos aceptar como la cosificación y violencia hacia las mujeres o a la comunidad LGBT+ (en la portada del disco, una niña en uniforme de secundaria en una pose sugerente y una canción que dice “matarile al maricón”)

Claro, en ese contexto, algunos reconocen que, si bien estas canciones en su momento eran un himno para mostrar rebeldía, eso no significa que el discurso actual sea válido y ad hoc a las problemáticas presentes.

Y es que no significa que todo les incomode, ¡no!, va más allá de eso. Es que generacionalmente se han normalizado situaciones, discursos y pensamientos, lo que limita la aceptación, diálogo, cuestionamiento y confrontación en temas como el aborto, el machismo, el clasismo, la pigmentocracia, el abuso laboral, la violencia de género, entre otras.

Mito 4. ¿Inutilidad, practicidad o falta de visión?

Una de las estigmatizaciones en contra de los más jóvenes es que no saben usar herramientas básicas de supervivencia académica y laboral como Office, o bien, que buscan referentes que resuelvan de manera rápida sus necesidades (¡benditos tutoriales!)

Sin embargo, el meollo del asunto radica en que tal vez no se ha entendido que las nuevas generaciones tienen una manera distinta de solucionar tareas, es decir, que mientras algunos siguen anclados a las soluciones del pasado, ellos siguen evolucionando en un entorno más digital y audiovisual.

¿No sería más fácil utilizar herramientas de la red? o bien, ser más gráficos (foto o video), en lugar de solicitar un documento en Power Point o Excel. Tal vez esto sorprendería y ayudaría a salir del estancamiento al descubrir nuevas formas de hacer las cosas.

Mito 5. El exceso de sensibilidad

Creer de manera peyorativa que los más jóvenes son débiles emocionales porque son una generación más vinculada con lo que no les satisface o lo que les apasiona, cuando en realidad, la crianza por años ha estado limitada a no llorar, a soportar, a callar, a no sentir, a vivir y coartados a nivel emocional, ¿entonces, de quién es el problema?

Todo lo anterior ha traído consigo una cadena de control e insatisfacción, en el que incluso, no hay un reconocimiento a los problemas de salud mental, porque ¡hay que aguantar y en el aguante, ser “débil” es inválido!

Además, si esta generación vive estresada y con ansiedad, es porque también se les sigue delegando un cambio social, económico, político y ambiental sin querer trastocar el pensamiento del pasado, limitando el potencial y queriéndolos meter en la misma caja donde la sociedad se mantiene intacta.

La exigencia para esta generación no es una opción si no se trabaja en mejoras educativas, laborales y sobre todo emocionales.  En términos generales, es absurdo hablar de una generación de cristal sin reconocer las fallas sociales, principalmente la de estigmatizarlos por confrontar, siendo que esta parece ser la batalla diaria.