Espiritualidad ¿renovada?

Por Carmen Molina

Para muchos, la crisis del Covid-19 ha traído consigo cambios estructurales profundos dentro de la rutina, pero también dentro de las creencias y paradigmas de sí mismos.

México es un país que tiene un ADN religioso y espiritual. Según la Encuesta Nacional sobre Creencias y Prácticas Religiosas en México, el 95% de la población pertenece a una religión. Pero la religión en sí no es la única manifestación de espiritualidad que existe; pues no podemos negar que la mayoría de la población tiene una fuerte necesidad de estar en contacto con “lo divino”, sin importar la religión que se profese.

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¿Qué pasa en tiempos de crisis?

Según Geert Hofstede, México es un país que busca constantemente evadir la incertidumbre. Uno de los recursos más frecuentes para lograrlo es encomendándonos a figuras religiosas de cualquier tipo, muchas veces anteponiendo la fe sobre la razón. No somos previsores y en general sentimos que tenemos cierta inmunidad ante los peligros del exterior.

Como sociedad, encontrarnos cara a cara ante una crisis que se sale de nuestras manos supone un reto muy duro, e invariablemente recurrimos a nuestro instinto de lo sagrado para encontrar un poco de luz en el camino.

¿Cómo hemos transformado lo que consideramos sagrado?

Durante mucho tiempo, las religiones establecidas como tal eran la principal forma de culto alrededor del país. Pero en los últimos años se ha percibido un movimiento de algunas minorías hacia prácticas distintas. Con elementos que pueden parecer más holísticos, permisivos y enfocados más en el bienestar de uno mismo que en el compromiso de una deidad. Si nos referimos a los datos previamente citados, 12% declara asistir a limpias, mientras que 7% asiste a cargas de energía en lugares sagrados.

Por eso no es sorpresa que durante estos tiempos de pandemia encontremos un resurgimiento de prácticas como el tarot o la conexión con religiones paganas. Ojo, la pandemia no es la fuente de este despertar. Dichas prácticas siempre se han llevado a cabo, sin embargo la tecnología y redes sociales han ayudado a levantar el estigma sobre ellas y han sido un buen medio para aprender y acceder a este conocimiento.

Sin importar la forma de espiritualidad con la que se decida conectar, es innegable reconocer que nuestro ADN cultural nos lleva invariablemente a necesitar esa forma de anclaje al presente, pero sobretodo nos ayuda a transitar hacia el futuro, sintiendo que de alguna u otra forma no estamos solos.

¿Qué implicaciones tendrá a futuro?

Estas audiencias que cada día crecen más, también están en necesidad de encontrar elementos del mundo externo que conecten con ellos de manera integral. Si decides apelar a cualquiera de ellas, recuerda que el secreto está en no perder de vista los elementos que culturalmente nos unen y nos construyen como mexicanos.