Por María Cerdio
¿Cómo se verá el turismo después de la pandemia? Durante la cuarentena, las personas han buscado formas de viajar. Se han transportado a otros lugares a través de libros, música, películas y recetas que llenan la casa de olores, sonidos y recuerdos del mundo exterior. Ahora que se están aliviando las restricciones alrededor del mundo, están ansiosas de volver a viajar.
La recuperación del turismo es un tema de urgencia para México, donde la industria representa más del 8% del PIB nacional (según datos del INEGI). Pero la situación aún dependerá de varios factores que todavía no tienen respuesta, empezando por los protocolos de seguridad y protección para los viajeros.
Para arrojar un poco de luz sobre cuál es el panorama, analizamos las tendencias que cambiarán la manera de viajar. Ciertas tendencias previas al COVID-19 se consolidarán, por ejemplo, se acelerará el crecimiento del ecoturismo. Otros cambios podrían revertir tendencias previas, como el turismo de masas.
Aunque la transición será difícil, es una oportunidad única para reconfigurar el turismo hacia un futuro más sostenible.
1. Los viajes aéreos no volverán a ser iguales
Las aerolíneas deberán recuperar la confianza en los vuelos como un servicio seguro. Ésto podría llevar a la reconfiguración de los aviones como los conocemos. Vuelos más vacíos, servicios limitados para reducir la interacción a bordo, y pruebas de infección son algunos de los cambios que se han anunciado.
Sin embargo, los viajeros preferirán minimizar el tiempo en aviones y aeropuertos para evitar el contagio y reducir costos. Serán más exigentes a la hora de decidir cuándo, a dónde y por qué volar. Por ejemplo, la normalización del trabajo remoto permitirá limitar los viajes de negocios.
2. El turismo doméstico será el primero en recuperarse
A medida que las restricciones se relajen, las personas intentarán minimizar los riesgos y evitar exponerse. Así que es probable que se hagan más viajes locales, al menos al inicio de la recuperación. El turismo de proximidad evita el caos de restricciones, regulaciones, cuarentenas y otras complicaciones de viajar al extranjero.
En este sentido, podrán surgir nuevas rutas y opciones para atraer a los mexicanos a destinos que dependen del turismo internacional.
3. La conciencia ambiental será más importante
La cuarentena ha demostrado la importancia y los beneficios de los cambios de hábitos para el medio ambiente. Antes de la pandemia la sustentabilidad ya se estaba volviendo un tema prioritario; la reactivación podría acelerar el crecimiento del ecoturismo.
Una pandemia no es la solución al cambio climático. Pero podría ser una oportunidad para repensar el turismo y reducir su impacto en el planeta. Los viajeros podrán ser aún más exigentes en sus elecciones de aerolíneas, hoteles y otros proveedores. Buscarán apoyar empresas que estén contribuyendo a proteger los ecosistemas y la biodiversidad.
4. Se preferirán los destinos remotos o de “baja densidad”
El encierro ha intensificado la añoranza por los espacios extensos y naturales. A esto se suma el temor que prevalecerá de contagiarse del virus. Por ello, es posible que los viajeros prefieran experiencias en la naturaleza a destinos sobrepoblados. En vez de apretujarse con otros turistas para sacar una selfie frente algún monumento, estarán buscando lugares más aislados para huir de las aglomeraciones.
En el mundo pre-coronavirus, ya era evidente que los destinos turísticos estaban saturados. Ahora que la gente alrededor del mundo se moverá menos y será más selectiva en sus viajes, podemos decir adiós al turismo de masas.
5. La intención reemplazará la conveniencia
Con una recesión inminente y altas tasas de desempleo, es probable que muchos tengan poco presupuesto para viajar. Así que cuando decidan hacerlo, serán más cuidadosos con dónde ponen su dinero. Más allá de un lujo, el turismo será más que nunca una manera de generar impactos positivos a través del consumo con intención.
La crisis ha despertado una nueva sensibilidad por los derechos de los trabajadores, el bienestar de las comunidades y la importancia de los pequeños negocios. A largo plazo, esta nueva solidaridad podría llevar a priorizar el gasto en quienes más lo necesitan. Tal vez se dé preferencia a los proveedores familiares, independientes o locales en lugar de cadenas.
6. Será la era del turismo slow
Si bien se espera que las aerolíneas se recuperen, eso tomará tiempo. Por ello, la mejor opción para moverse será el transporte terrestre o por barco. Si tomamos en cuenta además las restricciones económicas, el futuro apunta a viajes menos frecuentes y estancias más largas.
Atrás quedaron los días de acumular destinos y estampas en el pasaporte para presumir en redes sociales. Los viajeros apostarán por rutas y planes alternativos que hagan disfrutable el trayecto, y que brinden experiencias más profundas. Este turismo slow hace literal el dicho de que “el viaje es tan importante como el destino”.
7. Las certificaciones sanitarias serán la nueva norma
Toda la industria turística tendrá que buscar la forma de garantizar la seguridad sanitaria. Será indispensable monitorear y esterilizar el entorno y comunicar esas medidas a los consumidores para aumentar su confianza. Como parte de esta transición, posiblemente se acelerará la digitalización de todos los procesos posibles para reducir las interacciones y se buscarán certificaciones de higiene más estrictas.