Por Mariana Ruiz
Cuando imaginamos el futuro de la comunicación, siempre pensamos en gadgets super avanzados. En las películas, las cabezas digitales flotantes siguen siendo recurrentes y parecería que las videollamadas deberían de ser el medio principal para tener una conversación. Sin embargo, a pesar de que la tecnología ya nos permite hacer videollamadas inmediatas con cualquier persona en el mundo, proyectar imágenes en 3D y tener acceso a cualquier tipo de información, es interesante notar que las maneras más efectivas y populares de comunicación son las más simples.
No me hables, mejor mándame un mensaje
Actualmente la escritura impera sobe cualquier otro medio de comunicación. Aunque la tradición romantiquísima de enviar cartas a mano, con sellos y postales, está al borde de la extinción, no hay una persona que no se comunique a través de la palabra escrita de manera cotidiana. Ya sea por mensajes o correos, todos nos mantenemos en contacto por este medio, pues parece ser el más simple, claro y sencillo.
¿Quién puede imaginar un mundo sin WhatsApp o IMessage? Aunque tenemos mil y un medios para comunicarnos, somos muchos los que siempre elegimos un mensaje sobre una llamada (estoy segura de no ser la única de tener ansiedad por tener que pedir una pizza), hasta el punto de dejar que el teléfono suene para poder preguntar, por mensaje obviamente: ¿Qué pasó?, es que no alcancé tu llamada.
¡Pictogramas…digo, emojis!
Otra herramienta fundamental de la comunicación en nuestra época son los lindos y básicos emojis. Todos sabemos que los primerísimos medios de comunicación humana fueron representando de manera pictórica la realidad que los rodeaba. Es increíble como más de 6000 años después, con métodos de escritura avanzadísimos y complejos, lo que nos resulta siempre más fácil y claro para comunicarnos es un simple Emoji.
Esto parece ser porque son directos, nos ayudan a dar un tono particular a las conversaciones, además de que estéticamente son bonitos. Lo curioso es que los emojis no aparecieron sino hasta 1999, lo que nos hace reflexionar, ¿cómo lográbamos hacer que un mensaje no sonara rudo o enojado antes?
Video did not kill the radio star
Decir que alguien escucha la radio puede parecer anticuado, como de otra generación. Sin embargo, si decimos que estamos siguiendo un podcast buenísimo, se entiende como cool y actual. ¿No es curioso reflexionar que uno no es realmente tan diferente del otro? En ambos solo escuchamos voces y sonidos, tienen un contenido particular dependiendo de quién es el locutor, suelen tener jingles de entrada y salida y los invitados no pueden faltar.
Con esto no queremos decir que sean lo mismo, claro está, pero muchas veces nos cuesta aceptar que la evolución no siempre está en el contenido, sino en la forma nada más. A diferencia de un programa de radio, un podcast puede ser descargado y lo podemos llevar a todos lados, pero como para generaciones pasadas, este es un medio que nos mantiene actualizados y que, por tratarse únicamente de audio, nos permite realizar tareas simultáneas.
Dibujos y palabras, eso es todo lo que queremos y todo lo que necesitamos. Por supuesto, estos tienen que adaptarse a nuestros gadgets, pues nadie quiere tener que esforzarse de más para estar en contacto con otros; queremos teclados de puros emojis, texto predictivo para no escribir palabras completas y plataformas que nos recomienden nuevos podcasts basados en nuestros gustos. La tecnología avanza, eso es innegable, pero a la hora de comunicarnos, la simpleza termina siendo siempre la principal elección.