Por María Cerdio
Bad Bunny usa falda, se pinta las uñas, participa en protestas políticas y ha conseguido la fama mundial haciéndolo. A través del reggaetón, él y otros miembros del llamado “Latino Gang” se han convertido en símbolos para la juventud latinoamericana. Estos artistas de música urbana son parte de una nueva generación que está cambiando lo que significa ser latino en un mundo globalizado.
El reggaetón se ha consolidado como una de las fuerzas dominantes en la cultura popular global. En los últimos cinco años, las reproducciones de canciones dentro del género han crecido un 119% en Spotify. Sus máximos exponentes se han colocado en las mejores listas a nivel internacional. Y en la última edición del festival Coachella, J Balvin hizo historia al ser el primer reggaetonero que encabezaba el evento.
En una cultura musical global cada vez más compleja, es indispensable entender cómo el salto al estrellato del género y sus profetas influye en cómo se percibe a los latinos.
“El mundo es grande pero lo tengo en mi mano”
Los jóvenes de hoy son una generación interconectada que construye su identidad a partir de influencias globales. Mezclan de todo porque todo está accesible para ellos de forma inmediata, y la música no es la excepción. Gracias a las plataformas de streaming y las redes sociales que han democratizado la industria, pueden descubrir artistas y géneros de cualquier rincón del mundo.
El reggaetón, un género que ha cruzado fronteras geográficas, lingüísticas y culturales desde sus orígenes, es el soundtrack perfecto para esta generación. El Latino Gang ha reinventado este híbrido del hip hop y sonidos caribeños adoptando otros ritmos latinos e internacionales como el trap, pop y electrónica. Además, los discos conjuntos y canciones llenas de featurings se han convertido en la norma. Esta mezcla de estilos y colaboraciones ha ayudado a la nueva camada de reggaetoneros a conquistar a una juventud cada vez más globalizada.
“Mis tenis Balenciaga, me reciben en la entrada”
Además de su música trans-cultural, el Latino Gang ha transfromado la estética del reggaetón a partir de los cánones juveniles de la era del Internet. Atrás quedaron los looks pandilleros de Daddy Yankee. Lo de hoy es el streetwear que combina la ropa deportiva con lo vintage-futurista y las grandes marcas.
No se conforman con copiar a artistas gringos y europeos, sino que experimentan con la moda y marcan nuevas tendencias. J Balvin incluso fue seleccionado como el primer embajador latino de la Semana de la Moda en Nueva York. A través de la moda, los reggaetoneros han colocando a los latinos en el ámbito internacional de la modernidad, el lujo y lo “cool”.
Pero el estilo reggaetonero de hoy va más allá de lo estético, algo que los jóvenes valoran más que nunca. Sus atuendos irreverentes y gender-fluid desafían la imagen hipermasculina que se espera de los hombres latinos, especialmente los raperos, y expresan un mensaje de inclusión. Por ejemplo, Bad Bunny causó revuelo al presentarse en vivo con una playera que denunciaba el asesinato de una mujer trans.
“Si tú eres latino, saca tu bandera”
Aunque su sonido y apariencia globalizados han facilitado su acceso al mainstream, el nuevo reggaetón se aferra a sus raíces latinas.
Por un lado, estos músicos están rompiendo paradigmas que encasillan a los artistas latinos. La imagen que han cultivado no encaja con el cliché del latin lover como Enrique Iglesias, pero tampoco con los típicos pandilleros de la música urbana. Juntos han ayudado a redefinir las expectativas de cómo se ven y suenan los latinos, y a qué mercados pueden acceder.
Por otro lado, han usado su plataforma para dar visibilidad a la realidad política que se vive en latinoamérica. Bad Bunny se unió al movimiento que llevó a la renuncia de Roselló en Puerto Rico y denunció medidas que atentaban contra la comunidad LGBTQ+. Mientras que J Balvin pidió al presidente colombiano que escuchara las protestas que exigían el respeto al proceso de paz con las FARC. En un momento en que los jóvenes estan liderando movilizaciones en toda la región, esta postura activa ayuda a que los reggaetoneros logren identificarse con ellos.
“Lo hago para mi gente ¡y lo hago a mi manera!”
Ante la creciente xenofobia, el reggaetón ofrece a las nuevas generaciones una celebración de latinidad en toda su diversidad. Pero también amplía su significado al derribar fronteras a través del sonido, el estilo y la solidaridad, cobrando relevancia en un mundo interconectado.