Por Carmen Molina
A los mexicanos nos conocen por muchas cosas, pero una de las principales y que a todos nos causa orgullo, es nuestro sentido fiestero. Y es que los mexicanos somos buenísimos para sacarnos una reunioncita de la manga o de pasar meses organizando una gran fiesta.
El fin de semana de los premios Oscar no fue la excepción. Así es, aquí también vamos a hablar de Roma y es que independientemente del gusto o no por la película, es muy importante hablar del fenómeno cultural que vivimos con ella, desde la polarización de opiniones, racismo y críticas pero también del nacionalismo, el orgullo del triunfo del cine mexicano y por supuesto de nuestro corazón fiestero.
Sabemos que los mexicanos nos pintamos solos para organizar una fiesta y como buenos fieles a nuestra tradición el Roma Fest no se pudo quedar atrás. Una fiesta donde el tema principal era la nostalgia, 1971 estaba impregnado en todos lados, combinado con un escenario moderno, un concierto de cumbia, puestos de comida y donde hasta una quinceañera hizo una sesión de fotos con la escenografía de Roma de fondo.
Fuente: Reuters
México representa justamente una disrupción y hasta cierto punto esquizofrenia de contrastes que convergen a una sociedad compleja y de capas, llena de colores, sabores y texturas diferentes y ¿qué mejor momento para presumirlo que en una fiesta? Para nosotros los mexicanos las celebraciones son cosa seria, una buena parte de nuestra vida la pasamos planeando fiestas: que si los 3 años, los XV, la graduación, la boda, el cumpleaños de los abuelos, etc. Todas representan momentos importantes que marcan nuestra vida y que forman parte de nuestra cultura e identidad pues no solo se vive la fiesta sino todo el ritual que lleva a ésta.
¿Pero dónde queda una fiesta tan inusual como el Roma Fest? No debemos olvidar que también somos expertos en la improvisación (en general) y justo el Roma Fest fue un claro ejemplo de esto; pues no se vivió como un evento sumamente planeado y difundido desde hacía meses, sino más bien como una celebración casual y espontánea, entre amigos y familia, donde tú llevas tu ritmo y decides cuánto quieres festejar, un momento al que cualquiera puede unirse y participar.
Es muy importante estar on code con ciertos puntos y momentos culturales que perfilan y alinean comportamientos de los mexicanos, sabemos que puede tornarse abrumador pues los cambios son muy rápidos, pero ¡ojo! Recuerda que la cultura profunda se mantiene estable dentro de estos choques repentinos del momento, toma de ejemplo las fiestas: no importa la razón, lo que cuenta siempre es la convivencia colectiva y el disfrute.
Si quieres saber más sobre cómo los mexicanos nos desenvolvemos en las distintas celebraciones del país, los rituales y códigos que no te puedes perder, consulta nuestro Sindicado de Celebración.